miércoles, 2 de diciembre de 2009

SE FUE MI CAMARADA "CACHO"










domingo, 8 de noviembre de 2009

FENARE 2009 EDICIÓN ESPECIAL










miércoles, 26 de agosto de 2009

10 MANDAMIENTOS PARA UNA VEJEZ FELIZ





10 MANDAMIENTOS PARA UNA VEJEZ FELIZ

1.- Cuidarás tu presentación todos los días. Vístete bien, arréglate como si fueras a una fiesta. Qué más fiesta que la vida.

2.- No te encerrarás en tu casa ni en tu habitación. Nada de jugar al enclaustrado o al preso voluntario. Saldrás a la calle y al campo de paseo. El agua estancada se pudre y la máquina inmóvil se enmohece.

3.- Amarás al ejercicio físico como a ti mismo. Un rato de gimnasio, una caminata razonable dentro o fuera de casa. Contra inercia, diligencia.

4.- Evitarás actividades y gestos de viejo derrumbado. La cabeza gacha, la espalda encorvada, los pies arrastrándose. ¡NO! Que la gente diga un piropo cuando pasas.

5.- No hablarás de tu vejez ni te quejarás de tus achaques. Con ello, acabarás por creerte más viejo y más enfermo de lo que en realidad estás. Y te harán el vacío. Nadie quiere estar oyendo historias de hospital. Deja de auto llamarte viejo y considerarte enfermo.

6.- Cultivarás el optimismo sobre todas las cosas. Al mal tiempo buena cara. Sé positivo en los juicios, ten buen humor en las palabras, se alegre de rostro, amable en los ademanes. Se tiene la edad que se ejerce. La vejez no es cuestión de años sino un estado de ánimo.

7.- Serás útil a ti mismo y a los demás. No eres un parásito ni una rama desgajada voluntariamente del árbol de la vida. Bástate hasta donde sea posible y ayuda. Ayuda con una sonrisa, con un consejo, un servicio.

8.- Trabajarás con tus manos y tu mente. El trabajo es la terapia infalible. Cualquier actitud laboral, intelectual, artística... Medicinas para todos los males, la bendición del trabajo.

9.- Mantendrás vivas y cordiales las relaciones humanas. Desde luego que las que anudan dentro del hogar, integrándose a todos los miembros de la familia. Ahí tienes la oportunidad de convivir con todas las edades, niños, jóvenes y adultos, el perfecto muestrario de la vida. Luego ensancharás el corazón a los amigos, con tal que los amigos no sean exclusivamente viejos como tú. Huye del bazar antigüedades.

10.- No pensarás que todo tiempo pasado fue mejor. Deja de estar condenando a tu mundo y maldiciendo tu momento. Alégrate de que ser parte del mismo y poder ver muchas cosas lindas y nuevas.

NO TE OLVIDES DE REIR A MENUDO PARA MANTENER LA SALUD







viernes, 19 de junio de 2009

Dia del padre









domingo, 14 de junio de 2009

Atemajac y San Antonio









miércoles, 10 de junio de 2009

CANICAS ROJAS


Durante los duros años de la Revolución, en un pueblo pequeño de Aguascalientes, México, solía parar en el almacén del Sr. Muro para comprar productos frescos. La comida y el dinero faltaba y el trueque se usaba mucho.

Pagué mis papas pero también me sentí atraído por el aspecto de las peras.

Un día en particular, el Sr. Muro me estaba empaquetando unas papas.

De repente me fijé en un niño pequeño, delicado de cuerpo y aspecto, con ropa roída pero limpia que miraba atentamente un cajón de peras frescas y maravillosas.

¡Me encanta el dulce de pera y las papas frescas!

Admirando las peras, no pude evitar es cuchar la conversación entre el Sr. Muro y el niño.

_ Hola Toño, ¿cómo estás hoy?

_ Hola Sr. Muro. Estoy bien, gracias…….. solo admiraba las peras…. Se ven muy bien.

_ Sí, son muy buenas. ¿Cómo está tu mamá?

_ Bien, cada vez más fuerte.

_ Bueno, ¿hay algo en que te pueda ayudar?

_No señor. Solo admiraba las peras.

_Te gustaría llevar algunas a casa?

_No señor. No tengo con qué pagarlas.

_Bueno, ¿qué tienes para cambiar por ellas?

_Lo único que tengo es esto, mi canica más valiosa.

_¿De veras?, ¿me la dejas ver?

_Acá está. ¡Es una joya!

_Ya lo veo. El único problema es que esta es azul y a mi me gustan las rojas.

_¿Tienes alguna como esta, pero roja, en casa?

_No exactamente, pero casi.

_¡Hagamos una cosa. Llévate esta bolsa de peras a casa y la próxima vez que vengas muéstrame la canica roja que tienes!

_¡Claro!, ¡Gracias Sr. Muro!

La Sra. De Muro se me acercó a atenderme y con una sonrisa me dijo: _Hay dos niños más como él en nuestra comunidad, todos en situación muy pobre.

A Salvador le encanta hacer trueque con ellos por peras, manzanas, tomates, o lo que sea.

Cuando vuelven con las canicas rojas, y ¡siempre lo hacen!, él decide que en realidad no le gusta tanto el rojo, y los manda a cas con otra bolsa de mercadería y la promesa de traer una canica color naranja o verde tal vez.

Me fui del negocio sonriendo e impresionado con este hombre.

Un tiempo después me mudé a Guadalajara pero nunca me olvidé de este hombre, los niños y los trueques entre ellos.

Varios años pasaron, cada uno más rápidamente que el anterior; recientemente tuve la oportunidad de visitar a unos amigos en esa comunidad en Aguascalientes. Mientras estuve allí, me enteré que el Sr. Muro había muerto. Esa noche sería su velorio y sabiendo que mis amigos querían ir, acepté acompañarlos.

Al llegar a la funeraria, nos pusimos en fila para conocer a los parientes del difunto y para ofrecer nuestro pésame.

Delante nuestro, en la fila, había tres hombres jóvenes.

Uno tenía puesto un uniforme militar y los otros dos unos lindos trajes oscuros con camisas blancas. Parecían profesionales.

Se acercaron a la Sra. Carmelita, quien se encontraba al lado de su difunto esposo, tranquila y sonriendo.

Cada uno de los hombres la abrazo, la besó, conversó brevemente con ella y luego se acercaron al ataúd.

Los ojos cafés llenos de lágrimas de la Sra. Carmelita, los siguió uno por uno, mientras cada uno tocaba con su mano cálida, la mano fría dentro del ataúd.

Cada uno se retiró de la funeraria secándose las lágrimas que brotaban sin parar.

Llegó nuestro turno y al acercarme a la Sra. De Muro, le dije quién era y le recordé lo que me había contado años atrás sobre las canicas.

Con ojos brillando, me tomó de la mano y me condujo al ataúd.

_ Esos tres jóvenes que se acaban de ir, son los tres chicos de los cuales te hablé; me acaban de decir cuando agradecían los “trueques” de Salvador. Ahora que Chava no podía cambiar de parecer sobre el tamaño o color de las canicas, vinieron a pagar su deuda.

-Nunca hemos tenido riqueza (me confió), pero ahora Salvador se consideraría el hombre más rico del mundo.

Con una ternura amorosa levantó los dedos sin vida de su esposo.

Debajo de ellos había tres canicas rojas, exquisitamente brillantes.

MORALEJA:

“No seremos recordados por nuestras palabras, sino por nuestras acciones”

“la vida no se mide por cada aliento que tomamos, sino por las cosas que nos quitan el aliento”

viernes, 22 de mayo de 2009

¿QUE PASO CON LA CRUZ DE MADERA?



jueves, 14 de mayo de 2009

"una fiesta peligrosa"

miércoles, 6 de mayo de 2009