"una fiesta peligrosa"

Una fiesta peligrosa
El Remolino 2009.
Se que no soy escritora, pero es grato escribir sobre aquello en lo que reflexiono, sobre todo relacionado con la vida cotidiana, pues esto me permite entender mucho de mi actuar como ser humano. Los momentos de entendimiento suelen ser personales y son poco probables que los llegue a externar, he decidido, si se puede, hacerlos del conocimiento público esperando que tengan cierto impacto, como lo ha habido en mi persona, el actuar de la sociedad en general, principalmente de mi comunidad: El Remolino.

Este lugar es un espacio maravilloso pues cada uno de los que lo habitamos somos únicos, como en todos los lugares, pero el Remolino es cuna de grandes personajes dignos de reconocimiento y que trabajan por su comunidad en cada momento que se presenta. Tenemos una clara disposición para ponernos de acuerdo en cuanto a festividades se refiere; el tres de mayo, día de la Santa Cruz, no es la excepción. Anualmente se nombra un comité; dividido en dos: uno en E.U. y otro en el rancho. Es el encargado de trabajar y recabar fondos para la realización de las fiestas Tradicionales de la Santa Cruz a realizarse en el mes de mayo, normalmente se programan para 5 o 7 días dependiendo del dinero que se junte en cada ocasión. Este año parecía que iban a ser unas fiestas inolvidables, pues estaban muy buenos eventos y en varios ocasiones, hasta dos por día.

El problema surgió con la alerta sanitaria implementada por el gobierno de nuestro País debido al nuevo virus de A (H1N1), resultaba necesario implementar medidas específicas para contener la propagación del virus. Los fiesteros, después de informarse y consultar entre ellos, tomaron una gran determinación, muy acertada y los felicito por ello, suspender por completo las fiestas de la comunidad. Varios integrantes del pueblo se les echaron encima por la decisión tomada, pero; es de aplaudirles. Como fiestera de hace dos años, se la responsabilidad que conlleva este proyecto, y que actúas sólo porque deseas hacerlo, pues no existe nadie que en realidad lo reconozca, es simplemente una obligación moral impuesta sólo por vivir en este hermoso Rancho. Existe una cosa que obtenemos de un puesto de esta naturaleza, el aprendizaje que nos deja y el crecimiento como ser humano que adquirimos.

Demostrando nuestra “organización”, fuera de los fiesteros se planearon actividades para la celebración de nuestras fiestas. Después de las once o doce de la noche se ponía la banda a tocar y solamente se quedaban aquellos habitantes “responsables” para divertirse un rato. No sólo los integrantes de la comunidad teníamos el deseo de fiesta, pues el tres de mayo a partir de la tarde empezaron a verse una vasta cantidad de personas de pueblos aledaños.

¿Qué pasó con las recomendaciones sanitarias? ¿acaso necesitamos que a punto de pistola las autoridades nos prohíban actuar de tal o cual forma?, y nuestra responsabilidad individual ¿qué?
Son las 8:30 de la noche del domingo tres de mayo e incito a mi hija

__ ¿No vas a salir a dar la vuelta con tus amigas a la fiesta?

Hasta después de un rato que mi hija andaba fuera reflexiono ¿fiesta? Pero… si fueron suspendidas por los fiesteros basándose en el oficio expedido por el sector salud donde toda actividad debía estar clausurada sobre todo aquellas en establecimientos cerrados, como billares, restaurant-bar, fiestas patronales, etc.

Que irresponsable me siento, como madre debo poner el ejemplo, pues se dice que nadie da lo que no tiene, así que ¿qué estoy mostrando?... irresponsabilidad, pues mis hijas son menores de edad y quien debería conducirlas por el mejor camino, les ha fallado. Es la una de la mañana del día 4 de mayo, debíamos estar encerradas en casa, pues son días de asueto, hasta la misa dominical, dentro de los templos, en todo el país fue suspendida y ¿nosotr@s? Estamos en la fiesta de la Santa Cruz, veo familiares, amigos, compañeros, parientes lejanos, maestros de mis hijas (que les habían recomendado cuidarse en estos días de asilamiento). Cómo decirles que lo que estamos haciendo está fuera de la responsabilidad. En la casa y las escuelas exigimos que los jóvenes y niños, nuestros hijos, acaten las reglas del lugar donde se encuentren, ¿pero? ¡nosotros estamos violando esas reglas! Con qué cara vamos a decirles ahora
__ Es que te estás comportando mal.

Están viendo a sus padres, maestros y mayores en general comportándose fuera de lo que en estos momentos está marcando la Ley. Reflexiono y digo para mis adentros, debo predicar con el ejemplo.

El tres de mayo cada uno de nosotros hizo su propia “fiesta”, religioso, sólo el arreglo de la cruz por los fiesteros, que por cierto estaba preciosa. Volteo a ver el rededor de la plaza, frente a mí, está abierto un local de bebidas embriagantes, que debería estar cerrado, se observan grupos y más grupos de personas adorando a la “cruz”…, al “sol”, a la “corona”, hasta a una botella de vino que no alcancé a ver de qué era, sólo observé cómo la vaciaban en los vasos para hacer sus cubas.

Lo religioso y cultural queda fuera, a menos que el estar bailando con banda frente a la iglesia y la cruz entre dentro de estos dos ámbitos, lo cultural la banda de música y lo religioso, los bailes que los presentes en la celebración realizaban, eso si, una danza de la cruz muy original. Me animo a tomar unas fotos como muestra de lo acontecido y como prueba fiel de lo que se ha vivido.

De todo queremos culpar al gobierno, por hacer y sobre todo por no hacer, como en este caso, pues eran las opiniones que circulaban entre los presentes. Pienso que nuestro actuar es el que está mal, en mi opinión, pues no creo que sea necesaria la violencia para acatar lo mejor para nosotros como sociedad, debemos reflexionar. Les acabo de pedir disculpas a mis hijas por no haber actuado de acuerdo a la situación, haberlas hecho entender que sí, probablemente lo del virus actual sea un invento político como algunos rumoran, para que quienes tienen el poder sacar un beneficio de todo esto; pero, si no fuera así, si de verdad es un virus que aunque no tan letal como lo esperaban, hubiera puesto en peligro la vida de los seres que más amo, sólo por mi irresponsabilidad y la de todos los participantes en la fiesta que por decreto no debió de haberse realizado.

Nos vanagloriamos de ser una comunidad culta, creo que es donde debemos demostrarlo, tenemos la libertad de elegir cómo vivir y sobre todo cómo comportarnos, pero no podemos dejar de lado, las generaciones anteriores, que resultamos un ejemplo para las generaciones más jóvenes a quienes debemos trasmitir nuestros valores morales que deben regir nuestra vida cotidiana. Todos los presentes estuvimos expuestos, de alguna forma, a contagiarnos del virus que trae un gran movimiento a nivel mundial, espero que no suframos las consecuencias por ello. Invito a actuar con responsabilidad y sobre todo, a pensar antes de dejar que nuestro instinto actúe interponiéndose a la razón.

Ofelia Quintero Muñoz.