Conforme pasa el tiempo, las cosas cambian, eso es inevitable, todo evoluciona.
Hoy, alejado de la bendita tierra remolinense, he sentido un dejo de nostalgia, aunque esto es un sentimiento que me acompana muy seguido, no se porque este día me puse a meditar en el hoy y el ayer.
Dicen que tiempos pasados fueron mejores, y eso es porque los problemas viejos se quedaron atrás, fueron resueltos y tal vez olvidados. Los problemas de actualidad, vigentes y peligrosos nos hacen extranar aquellas noches en la plaza, con las guitarras a todo vuelo y los galones con coca colas y margallate (Ese vino casero que vendían cerca de la plaza)
Hoy, pues en realidad no se cual sea la vida, diversiones, problemática o situaciones de cualquier índoles que viven los que radican en el Remolo. Yo vivo en el extranjero, pero si me acuerdo del ayer y lo comparo con las pláticas que nos llegan.
Antes...íbamos a banarnos al río. Que famosos eran sus charcos y calicantos, la adoverita, la piedrita, el calicanto, la huerta de los mangos, el charco azul.
Hoy, solamente se banan cuando crece el río y se lleva la basofia de los pueblos riberenos.
Antes...había un trapiche en donde ibamos a que nos llenaran canas con melado
Hoy...eso solo es un recuerdo
Antes iba el cine Colonial, y con nuestra silla en la cabeza ibamos al corral de don Eusebio a ver las películas del santo contra las momias, aunque regresaramos corriendo a la casa llenos de miedo.
Hoy...pues todo mundo con tele, ya no hacen ejercicio con su silla ni corriendo a media noche.
En fin, hay tantos antes y después que no acabaría en toda la noche. Solo voy a terminar diciendo este antes y después.
Antes...El peligro mayor de los remolinenses era que los de Conty nos ganaran en un partido de basket.
Hoy.....le tememos hasta a la última letra del abecedario.
