sábado, 16 de febrero de 2008

El año nuevo y la muerte de YOLOTL


El año nuevo....si, el año nuevo....para unos, y para otros el fin de su vida, ¡que triste realidad!. (por medio de éste, me uno al sentimiento de la familia de Yolotl).

¿Pero qué pasó, o qué sucedía en esos momentos en que se despedía un año y se recibía otro?

Bien, vamos por partes:

LO QUE SUCEDIA EN EL REMOLINO: Por fortuna su servidor "sonidocrusoe" estaba amenizando la fiesta de fin de año, si, esa que se junta la juventud y se cooperan para hacer un bailesito ahí en la calle lateral de la placita; ahí todo era diversión, el ambiente estaba bueno, todo era "normal", la gente bailaba y cada cuarto de hora yo les mencionaba la cuenta regresiva para recibir el año nuevo, y hacer de ese momento uno inolvidable como muchos otros que hemos tenido, abrazando a los familiares y amigos y hasta a uno que otro desconocido. Todo eso era normal; sonando las 12 campanadas del reloj de la placita, dimos el banderazo de que por fin había llegado la hora, y en ese preciso momento puse como bienvenida "El himno de El Remolino" (autor Pancho Rodríguez), todo era júbilo y alegría, comenzaron a escucharse las detonacíones de diferentes armas, unas cerca y otras lejos, era algo preocupante, como yo tenía el control del audio de la fiesta, hice varios anuncios de que por favor se retiraran un poco de la plaza a disparar o bien que se fijaran muy bien hacia donde disparaban y que lo hicieran de preferencia hacia el rio o el cerro; aquí en la plaza sonaba un arma, que apuntaba hacia el cielo, y cada disparo que hacían caían infinidad de ramas y hojas de las higueras, ¡sí, de las higueras! esos árboles magestuosos que tanto queremos y que nos identifican por todos lugares donde andamos, ¡si!, ¡fueron balaceadas sin piedad!; pero en fin esa es la cultura que tenemos y ni cómo esconderla porque nos brota hasta por los poros de la piel; sin embargo eso no es nada comparado con lo que sucedía en Juchipila.

LO QUE SUCEDIA EN JUCHIPILA: lo que narro en seguida, no lo viví, lo he conocido a travez de las noticias en el periódico, presentaciones power point elaboradas, creo que por los padres de Yolotl y otros documentos escritos que circulan en el municipio. ¿Qué sucedía en Juchipila?, sucedía lo mismo que en la mayoría de los pueblos de la región, todo mundo esperaba con júbilo el momento de la llegada del año nuevo, ¿pero qué sucedía con la famila de Yolotl?, sucedía lo mismo que con todas las familias, dando las 12 se abrazaban llenos de júbilo y de muchos deseos de prosperidad para el año venidero. ¿Y Yolotl?, si ¿Y Yolotl?, en esos momentos el chico de 10 años, se desplomaba de los brazos de padre y madre y ellos no sabían que le ocurría a su hijo, hasta que vieron el venero de sangre que manchaba el rostro de Yolotl; si...... una bala, (de las que regresan) había caído en la cabeza del chico y eso lo ponía entre la vida y la muerte, que al cabo de algunos días, ésta última fue la que ganó; y Yolotl pasó a mejor vida.

Yolotl se fue, y nuestras tradiciones aquí quedan, juntamente con nuestros hijos y familiares; ojalá y éste hecho nos sirva a todos para tomar conciencia de lo peligroso que son las armas y que hay que tener muchísimo cuidado al usarlas; esperar que no se usen en año nuevo es casi imposible, pero esperar que algunas gentes lo piensen mejor, eso si es posible.

Si llegamos, nos vemos el año nuevo, y señores ¡aguas con sus fierros!, porque en una de esas, que la bala no sea tan perdida, se pueden quedar en la prisión por varios años. Afortunada o desafortunadamente (depende del punto de vista) no se conoció el asesino....pero...¡aguas!, ¡aguas!, ¡aguas! ¡No existen las balas perdidas, todas tienen un destino! NO CERREMOS LOS OJOS ANTE LA REALIDAD.

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